Origen del conflicto

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Origen del conflicto

El conflicto es, según la Real Academia de la Lengua Española:

“Combate, lucha, pelea”, “enfrentamiento armado”, “apuro, situación desgraciada y de difícil salida”, “Problema, cuestión, materia de discusión».

(Real Academia de la Lengua Española, 1994)

Un conflicto comienza cuando una parte percibe que otra está afectando o va a afectar algo que le interesa o que puede perjudicarle.

El conflicto es de naturaleza humana y forma parte de la interacción entre personas en las relaciones de la vida cotidiana. Los conflictos son una percepción de los hechos relacionada con nuestros principios, valores, nuestra manera de interpretar el mundo y nuestras expectativas sobre ciertas personas o situaciones. Se manifiestan como una confrontación entre dos o más actores debido a tener una percepción diferente, excluyente o contradictoria sobre una misma situación considerada amenazante. Los puntos de controversia son diferentes para cada persona.

Las diferencias que surgen entre las personas son una parte intrínseca de las relaciones interpersonales y de la incompatibilidad, como resultado de las diferentes formas de pensar y actuar.

Proceso del conflicto

Las diferencias existentes entre los individuos, su manera de pensar, las percepciones que tienen sobre las cosas y sus efectos, etc., no pueden ser consideradas como «buenas» o «malas», sino simplemente como expresiones naturales de la forma en que cada uno interpreta las situaciones y sus efectos.

La forma en que manejamos las conexiones interpersonales determinará si el conflicto es funcional o disfuncional. Como los conflictos son percepciones de la realidad, una misma situación puede interpretarse como conflictiva para unos y no para otros. El conflicto es una sensación, no una realidad.

El ciclo del conflicto

El proceso del conflicto se divide en las siguientes fases, que forman el ciclo del conflicto:

  • Creencias y actitudes: Nuestras creencias y actitudes condicionan nuestra forma de reaccionar ante un conflicto.

  • El conflicto: Percibimos un conflicto cuando sentimos que la otra parte ha cruzado los límites de aceptación, lo cual amenaza nuestra seguridad. Los conflictos surgen por incompatibilidad de intereses, diferencias en la interpretación de los hechos, desacuerdos sobre expectativas de comportamiento, entre otros.

  • La intención: La intención es fundamental cuando surge un conflicto. Está relacionada con la actitud que adoptamos frente al conflicto. Nuestra actitud ante el conflicto será diferente según nuestras circunstancias en el momento y cómo interpretamos la situación.
    • El estado de ánimo en el que nos encontramos.
    • Experiencias pasadas.
    • El interés que tenemos en resolver el conflicto de manera positiva para evitar repercusiones.
    • La interpretación emocional de los hechos.
    • La ruptura de la confianza.

  • La respuesta: Como seres humanos, tenemos el privilegio del libre albedrío, lo que nos permite tomar la mejor decisión ante un conflicto. La respuesta al conflicto siempre implica cómo enfrentarlo de la mejor manera, independientemente de la situación en la que nos encontremos. Por lo general, actuamos de la misma forma frente a cualquier conflicto, utilizando los mismos patrones de comportamiento y reaccionando de manera similar. Este es nuestro estilo natural de resolución de conflictos, aunque estos surjan de situaciones diferentes. Esto nos lleva a examinar nuestras propias reacciones y formas de actuar. Nos damos cuenta si nuestros comportamientos contribuyen a resolverlos o, por el contrario, generan más controversia.

  • El resultado: En la mayoría de los casos, el resultado del ciclo del conflicto refuerza nuestros sistemas de creencias preestablecidos y perpetúa el mismo patrón, lo que impide el aprendizaje. Solo cuando nos damos espacio para la reflexión y el autoanálisis, somos capaces de ver el conflicto desde el punto de vista de los demás y reconocer en nosotros mismos esquemas de pensamiento rígidos que pueden modificarse. Cuando esto ocurre, el conflicto se vuelve funcional y abre nuevas posibilidades para la interacción y el desarrollo.

  • Aportes positivos del conflicto:
    • Evita el estancamiento y la sensación de retroceso.
    • Evita el estancamiento y la sensación de retroceso.
    • El conflicto brinda la oportunidad de expandir nuestra perspectiva mental.
    • Estimula el interés y la curiosidad.
    • Es la raíz del cambio personal y social.
    • Ayuda a establecer identidades tanto a nivel social como grupal.
    • Aprendizaje para resolver problemas de manera diferente.
    • Construye relaciones más estables y duraderas.
    • Nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás. Mayor autocontrol y dominio de las situaciones que se presentan.

En conclusión, nuestras creencias y actitudes influyen en nuestra respuesta ante los conflictos, y es importante tener en cuenta que el conflicto es una parte natural de las relaciones humanas. La forma en que enfrentamos los conflictos y nuestra disposición a reflexionar y aprender de ellos puede marcar la diferencia en su resolución y en nuestra propia evolución personal y social. Si deseas conocer más al respecto, contáctanos a contacto@megaron.com.mx


REFERENCIAS

Ramón Alzate. “Teoría del conflicto”. Universidad Complutense de Madrid

https://mediacionesjusticia.files.wordpress.com/2013/04/alzate-el-conflicto-universidad-complutense.pdf

Proyecto Miló – “El conflicto, definición, elementos y tipos”

https://conductitlan.org.mx/13_psicologiasocial/Materiales/E_conflicto.pdf


1997

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