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El factor TOLERANCIA y el reto de generarla
La UNESCO define a la tolerancia como “el reconocimiento de los derechos humanos universales y el respeto a las libertades fundamentales de los demás”. La tolerancia es un factor fundamental en la convivencia humana y se refiere a la capacidad de respetar y aceptar las diferencias, creencias, opiniones, costumbres, culturas y características de las demás personas, cuando no estamos de acuerdo con ellas e incluso, y sobre todo, cuando nos incomodan. La tolerancia implica tratar a los demás con respeto, empatía y consideración, sin discriminar o juzgar negativamente a las personas debido a sus diferencias.
Tipos de tolerancia
Aunque el concepto tolerancia implica una definición universal, en la realidad del día a día reconocemos que existen diferentes factores en los que las personas nos manifestamos más o menos tolerantes. Estos son los 6 tipos de tolerancia que más influyen en las relaciones entre personas y en la armonía con uno mismo:
- Tolerancia a la diversidad cultural. Es el respeto a las creencias y valores culturales de otras personas cuando difieren de los propios. No se trata de ignorar estas prácticas, ni tampoco de aceptarlas, se trata de convivir de manera pacífica junto a las propias.
- Tolerancia a la forma de ser de los demás. Es el respeto a la individualidad, a la singularidad de cada persona. También es respetar sus límites y comprender que sus necesidades pueden ser diferentes a las nuestras y valorar sus aportaciones únicas.
- Tolerancia política. Es la disposición a aceptar la existencia de diferentes creencias, ideologías u opiniones y de convivir con ello cuando no estamos de acuerdo. La tolerancia política es un principio fundamental en las sociedades democráticas puesto que promueve la diversidad de ideas, el diálogo y el pacto social. La calidad personal y política de un gobernante se mide por el nivel de tolerancia que muestra ante las diferentes posiciones de los demás partidos, asegurando la convivencia pacífica y armónica entre las mismas. La capacidad de tolerancia hace posible negociar y construir acuerdos ganar-ganar.
- Tolerancia religiosa. La falta de tolerancia religiosa ha provocado enormes desgracias individuales y colectivas a lo largo de la historia. Las guerras de religión y las agresiones a personas por motivos religiosos, todavía actuales, son un ejemplo de ello. Todas las personas tienen el derecho de elegir y vivir de acuerdo a sus propias creencias religiosas en ambientes de respeto mutuo, incluso hacia aquellos que no practican ninguna religión.
- Tolerancia a la diversidad sexual. La discrimación a la mujer tiene su origen en la falta de tolerancia del sector masculino a las diferencias de género de las mujeres. La tolerancia de la diversidad sexual también significa aceptar a las personas con diferentes orientaciones sexuales cuando no coinciden con los cánones sociales tradicionales.
- Tolerancia de uno mismo. Se trata del acto de la aceptación de reconocer y valorar quien eres, con tus fortalezas y debilidades sin juzgarte de manera negativa. Implica la apreciación y la validación de la propia identidad que incluye los rasgos de personalidad, la apariencia física, las emociones, la orientación sexual, la identidad de género y otros aspectos distintivos de tu ser.
Cómo aprender a ser tolerante
- Toma de conciencia: Informarse sobre diferentes culturas, perspectivas políticas, religiones y orientaciones sexuales ayuda a comprender mejor las diferencias y a fomentar la empatía. Leer, asistir a charlas, documentales o incluso conversar con personas de distintos orígenes puede ampliar la comprensión.
- Escuchar activamente: estar dispuesto a escuchar a los demás sin juzgar.
- Practicar la empatía: Ponerse en el lugar de otras personas para comprender sus experiencias y perspectivas, ayuda a darse cuenta de por qué las personas piensan y actúan como lo hacen.
- Identificar los propios prejuicios y cuestionarlos: La falta de tolerancia es debido a la supremacía de juicios predeterminados a lo que les otorgamos valor. El reto es desafiar estas ideas, los llamados sesgos conscientes o inconscientes, para abrir la mente a nuevas perspectivas.
- Enfoque en el respeto: Tener en cuenta que todas las personas son dignas en sí mismas por igual, independiente de sus creencias y preferencias.
- Practicar la paciencia: Reconocer que el cambio no ocurre de la noche a la mañana. Ser tolerante implica un proceso continuo de aprendizaje y crecimiento personal.
La actitud de tolerancia no implica necesariamente estar de acuerdo con las perspectivas o comportamientos de los demás, implica reconocer las diferencias existentes y, a pesar de ellas, tratar a todos por igual con respeto y consideración.
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