Conocerse a sí mismo

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Conocerse a sí mismo

“A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y
meditar sabiamente….”
Heráclito de Efeso (540 AC-470 AC)

Durante más de 2000 años el conocimiento del yo interno se ha considerado el aspecto central del comportamiento humano. La antigua máxima “Conócete a ti mismo”que se le ha atribuido a Sócrates, según cuenta Plutarco estaba escrita a la entrada del famoso Oráculo de Delfos, donde reyes y generales acudían a consultar al Dios Apolo sobre la suerte de las acciones relevantes que iban a emprender. Posiblemente uno de los pasajes de mayor contenido es el mensaje que Polonio le transmite a Hamlet: “Sé fiel a ti mismo, y a eso seguirá, como la noche al día, que no podrás ser entendido como falso para nadie”. Lao Tse dijo: “Conocer a los demás es inteligente, conocerse a sí mismo es la verdadera sabiduría; dominarse a sí mismo es el verdadero poder”.

Autoconocimiento es la capacidad de introspección y la habilidad de reconocerse
como individuo, diferenciándose del medio
al que pertenece y de los demás.
Es el conjunto de cosas que sabemos
acerca de quiénes somos.

Dado que el autoconocimiento es la capacidad de dominarse a uno mismo y facultad para dirigir y administrar a otros con eficacia, la búsqueda de herramientas, métodos y sistemas que nos acerquen a conocer más sobre nosotros mismos han proliferado en los últimos tiempos. Actualmente Amazon distribuye más de 195,000 libros de autoayuda y sólo en Estados Unidos, se gastan entre $30 mil y $50 mil millones de dólares en terapias de autorreconocimiento personal.

Resistencia ante el crecimiento personal

El conocimiento que poseemos sobre nosotros mismos es fundamental para mejorar nuestras habilidades de influencia en los demás. No es posible perfeccionar o desarrollar nuevas habilidades a menos que conozcamos la capacidad que poseemos en tiempo real, es decir, ahora mismo.

De manera natural las personas inhibimos el explorar en nosotros mismos, tenemos temor de que descubramos en nuestros pensamientos y comportamientos aspectos que no nos agraden y adquiramos un concepto ingrato sobre quienes somos. Si el nuevo conocimiento de nuestra individualidad es negativo puede generarnos sentimientos de debilidad, inferioridad, incompetencia o vergüenza. Nos resistimos a adquirir información adicional para proteger nuestra autoestima o el respeto que tenemos de nosotros mismos.

De esta manera evitamos el crecimiento personal ante el temor a descubrir que no somos todo lo que quisiéramos ser. Si existe una mejor manera de ser es porque nuestro ser actual es inferior, deforme, inadecuado. Esta resistencia es en palabras de Maslow “la negación de nuestra mejor parte, de nuestros talentos, de nuestros impulsos más finos, de nuestras potencialidades más elevadas, de nuestra creatividad. En resumen, esta es la lucha contra nuestra propia grandeza”.

Sigmund Freud decía que el hecho de ser completamente honestos con nosotros mismos es el mejor esfuerzo que una persona puede hacer, porque la honestidad requiere la búsqueda continua de mayor información sobre el yo y un deseo auténtico de desarrollo personal. Los resultados de esta búsqueda suelen ser incómodos.

“Tendemos a sentir miedo de cualquier de cualquier conocimiento que nos pueda causar desprecio por nosotros mismos. Protegemos la imagen ideal que tenemos de nosotros mismos por medio de la represión y defensas similares que, en esencia son técnicas por
las cuales evitamos ser conscientes de las verdades desagradables o peligrosas”.

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